FRAGMENTO DEL CAPÍTULO 3.
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Caminó decidida hasta él, lo vio sonreír. Alcanzó a escuchar su voz, tan varonil, tan ven y háblame suavecito al oído mientras nos movemos como las medusas en el mar. Y eso fue todo, sintió como los nervios se apoderaban de su ser y sin poder controlarse giró y regresó a lado de la chica que ahora la miraba intentando no reírse.